sábado, 9 de julio de 2016

SASKIA SASSEN

Hoy he tenido el placer de escuchar a la socióloga norteamericana Saskia Sassen, y he llegado a la conclusión de que, a resultas de la globalización económica, el retorno de las llamadas ‘clases de servidumbre’ están compuestas en su mayoría por mujeres migrante.

Se está feminizando la supervivencia. La producción alimenticia de subsistencia, el trabajo informal, la emigración o la prostitución son actividades económicas que han adquirido una importancia mucho mayor como opciones de supervivencia para las mujeres . La participación de las mujeres está creciendo, tanto en los sectores económicos legales como en los ilegales.  El tráfico ilegal de mujeres para la industria del sexo está aumentando como fuente de ingresos y las mujeres son el grupo de mayor importancia en los sectores de la prostitución y la industria del sexo. Las mujeres  entran en el macronivel de las estrategias de desarrollo básicamente a través de la industria del sexo y del espectáculo y a través de las remesas de dinero que envían a sus países de origen. Ambas estrategias tienen cierto grado de institucionalización de las que dependen cada vez más los gobiernos . La exportación de trabajadores y trabajadoras y las remesas de dinero son herramientas de los gobiernos para amortiguar el desempleo y la deuda externa. La tesis de Sassen es que las actuales condiciones sistémicas con altos niveles de desempleo y pobreza, la disminución de los recursos del Estado en lo relativo a los necesidades sociales y la quiebra de un gran número de empresas hacen posible la existencia de una serie de circuitos con un relativo grado de institucionalización por los que transitan sobre todo mujeres: “Estos circuitos pueden ser pensados como indicadores, siempre parciales, de la feminización de la supervivencia, dado que estas formas de sustento, de obtención de beneficios y de garantizar los ingresos gubernamentales se realizan, cada vez más, a costa de las mujeres. Las trabajadoras ‘genéricas’ son el modelo ideal para la economía neoliberal: son flexibles e intercambiables.
 El hecho innegable es que está creciendo el segmento de mujeres que se insertan en el mercado de trabajo global. Para Sassen, “la globalización ha producido otro conjunto de dinámicas en las cuáles las mujeres están desempeñando un rol crítico”.
La globalización de las políticas neoliberales lejos de dejar un saldo positivo para las mujeres, significa mucho más trabajo gratuito y mucho más trabajo mal pagado; además, la lógica excluyente implícita en el neoliberalismo ha empobrecido más a los pobres, que en su mayoría son mujeres.
Todos los datos avalan empíricamente la idea largamente sostenida por el feminismo de la feminización de la pobreza. La globalización, en su versión económica y neoliberal, es un proceso que está ahondando cada vez más la brecha que separa a los ricos de los pobres y ha llevado al límite la lógica del beneficio por encima de cualquier proyecto ético y político de desarrollo humano. En este contexto de ganadores y perdedores, las mujeres no se encuentran entre los ganadores porque su inserción en la nueva economía se está realizando en un terreno marcado por la desigualdad de género. El capitalismo neoliberal  ha renovado el pacto histórico e interclasista con el patriarcado a partir de unos nuevos términos. Ha eliminando una buena parte de las cláusulas, pero ha dejado intacta la médula de ese pacto que se traduce en subordinación a los varones y explotación capitalista y patriarcal.
Esta mujer que se inserta en el mercado de trabajo global se ve atrapada en una jornada interminable  a causa del aumento del trabajo gratuito e invisible del hogar y ahora, además, accede al mercado de trabajo como trabajadora ‘genérica’.
Todos estos motivos muestran la necesidad de que el feminismo construya un discurso crítico hacia la globalización económica. Los datos apuntan a la necesidad de que los argumentos feministas tengan un espacio relevante en los movimientos antiglobalización, hasta el punto de que las alternativas que se formulen al neoliberalismo tengan como uno de sus ejes centrales la desigualdad de género. Esto requiere que el feminismo se articule críticamente contra la feminización de la exclusión social y contra la feminización de la supervivencia.                        
 
                                                                             Jessica Castaño
 
 
 

No hay comentarios:

Publicar un comentario